En las últimas semanas me ha pasado algo de lo más curioso. Estoy recibiendo opiniones sobre mi novela «A Contratiempo« y, junto a los comentarios (que os agradezco de corazón a todos la buena acogida que está teniendo el texto) y la cuestión de si habrá continuación, estoy recibiendo preguntas acerca de cómo ha continuado la vida de los personajes:
-¿Qué pasó con el espectáculo de Carmen?
-¿Cómo sigue la historia de Victoria y Miguel?
-¿Qué le pasa a Coral?
Realmente es algo natural que cuando pasamos algún tiempo con unos personajes que para nosotros como lectores son personas reales, queramos saber más de ellos y de cómo continúan sus vidas, qué hacen, cómo evolucionan sus relaciones… Pero, aunque yo misma he sentido muchas veces el deseo de preguntar a mis escritores favoritos por los personajes, porque no quería despedirme de ellos al terminar la historia, ni siquiera podía imaginarme que algún día podría ocurrirme a mí, que serían mis personajes el objeto de esas preguntas. Es una sensación increíble el hecho de pensar que aquellos que han leído la historia sienten que mis personajes son personas reales con las que convivo o de las que, por lo menos tengo noticias.
Lo más curioso es que, en cierto modo, sí que siguen vivos, sí que siguen avanzando, sí que siguen en mi vida y en mis pensamientos.
Los escritores creamos a los personajes (o ellos vienen a nosotros) y debemos conocerlos a fondo: su pasado, su presente y también, en muchas ocasiones, su futuro. Sus aficiones, sus manías, sus relaciones… Para nosotros son tan reales que en el momento que ponemos punto y final a nuestra historia nos sentimos tristes porque hemos pasado mucho tiempo en su compañía, a veces años enteros. ¿Cómo no continuar conviviendo con ellos, aunque ya no estemos explicando sus aventuras al mundo?
Seguid preguntando sin dudar y yo trataré de satisfacer vuestra curiosidad y, quién sabe, tal vez de esas preguntas nace una segunda parte de «A Contratiempo«.
Ya os iré contando…